miércoles, 11 de enero de 2012

Choque de intereses nacionales encontrados, PR v EE.UU. (4)

Los intereses nacionales de Puerto Rico ¿Cuales son?
Vale la pregunta. ¿alguien sabe? ¿a alguien le importa un comino? Antes de proseguir con el asunto ya tan trillado de otro plebiscito más (a lo que ya estamos abocados). Vamos a hacernos una pregunta, una que no he oído de boca de nadie, ni aquí, ni allá.
En la coyuntura geopolítica actual ¿cuál es el estatus de Puerto Rico que más le conviene a Estados Unidos? Después de todo, somos nosotros los llamados a pedir. Pero son ellos los llamados a dar, y bien se ha dicho, ¨contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar¨.
En las entradas números 2 y 3 de este mismo título he tratado de presentar un trasfondo de los intereses nacionales de Estados Unidos al nivel global y al nivel regional que ellos van a considerar cuando (a) nos presenta aquellas opciones de estatus que está dispuesto a considerar para Puerto Rico, porque son las que no menoscabarían los intereses nacionales de Estados Unidos al nivel regional ni al nivel global, en ese orden. y (b) porque aún después de que se haya escogido uno de los que ellos hayan presentado, queda en manos del Congreso determinar cuando y bajo que condiciones acatar nuestra petición seguros de que, durante ese lapso, que puede durar varias décadas, como ya ha ocurrido en el caso de los únicos estados no contiguos - Hawaii y Alaska - el estatus de Puerto Rico seguirá quo. Eso no sería un acto de mala fe, ni nada que se parezca, es sencillamente el acto político de poner el interés nacional de ellos antes que el nuestro.
El interés nacional de Estados Unidos es global en primera instancia; regional en segunda; y local en tercera. El interés nacional de Puerto Rico es puramente local, sin matices regionales, y mucho menos globales. ¡Peor! Da indicios de que los intereses son más bien personales que insulares o nacionales puertorriqueños.
Pero de lo que escribo aquí es de los intereses nacionales de Estados Unidos como se reflejan en el estatus de Puerto Rico, y no de los intereses nacionales de Puerto Rico. (Eso lo reservo para otra entrada.)
Ya que se nos presentan para el plebiscito solo tres opciones que ya en Washington aprobaron de antemano, ¿porque no las miramos desde el punto de vista de las preferencias de ellos? No creo que sean las que uno creería.
A mi juicio, el orden de preferencia de ellos vendría a ser las siguientes, antes que nada preferirían que la división de votos fuera tal que ninguna opción arrojara una mayoría sustancial. Así, ellos, como Pilatos, se lavan las manos, el asunto se queda  como está, y la culpa, otra vez, sería nuestra.
Pero, si eso no ocurre, su preferencia, recordando siempre que una mayoría sustancial aceptable es de los electores inscritos y no de los votos válidos emitidos, sería como sigue: (1)Estado Libre Asociado Soberano, (2) Independencia, y (3) Estadidad. Al ELA actual, que es el estatus actual no se le incluye por la sencilla razón de que la pregunta primera en la papeleta fue precisamente sobre eso:. si el elector desea cambiar el estatus, si o no. en la votación. Otra vez, la opción que gane, el si o el no tiene que ser por la mayoría sustancial de los electores inscritos, y no de los votantes. Y eso quiere decir ¿que?. Muy sencillo, que el que conteste No en la primera pregunta, no debe contestar la nada en la segunda, no debe seleccionar ninguna de las opciones; porque si lo hace anula la papeleta.  
Todo parece indicar que los federales estarían de lo más felices si el resultado de la votación resultase en que la mayoría sustancial no quiera cambiar el estatus, porque eso los relevaría del problema por varios años, Pero si resultase que la victoria fuera para cambiar el estatus, los indicios me sugieren que en Washington estarían rezando porque ninguna de las opciones obtuvieran la famosa mayoría sustancial. (Acuérdense que cuán sustancial es sustancial se determinará en Washington, no en San Juan.)
Pero si lo que mandase el  plebiscito es cambio, la preferencia de los federales sería el Estado Libre Sobe- rano porque ellos ya tienen tres ejemplos fehacientes a su haber en los ¨Freely Associated States¨ en el Pacífico y una maqueta de ¨pacto¨,  el Compact Of  Free Association, que parece ser apto para enmiendas o ajustes adaptables a las circunstancias particulares de cada caso. Además, se le podría ofrecer como regalo benéfico a los otros territorios que todavía están en el limbo de la no incorporación. (Islas Vírgenes, Guam, Marianas y Samoa.). Las otras dos opciones de cambio le presentan serios problemas al Departamento de Estado, al Pentágono, al Congreso, al Presidente de turno y al ¨Complejo militar-industrial¨, en orden de severidad.
Desde el punto de vista americano COFA tiene la ventaja adicional,que propicia la prolongación ad libitum de las negociaciones hasta que a aquellas otras instituciones que dictan el interés nacional les permita sacar el mejor provecho, tanto político al nivel político federal como geopolítico internacional de la solución. Ni la Independencia, ni la Estadidad le proveen igual flexibilidad, porque, teniendo la una y la otra finalidades predeterminadas, no dan lugar a acomodos, son desenlaces inflexibles e impredecibles, y por tanto, peligrosos ya internamente, ya externamente.
Permítase-me apuntar que, desde el punto de vista practico, Independencia es la solución más barata políticamente; pero la más peligrosa en términos geopolíticos porque remueve los portones de acceso al Mediterráneo Americano y franquea el camino al Canal de Panamá, los pilares más preciados de la política internacional de Estados Unidos justamente cuando aparece en el horizonte un organismo interamericano, potencial rival de la OEA, que, aunque todavía en pañales, ya tiene voz y con sede en Chile, y amerita atención.
En cuanto a Estadidad, ¿Quien hubiera dicho que tanto en Hawaii, como en Alaska, movimientos separatistas hubieran aparecido, después de ser Estados de la Unión? Pero así ha ocurrido. Me hace pensar que el hecho de no ser contiguos podría ser un factor. Sobre eso, próximamente.
Pero, por ahora, vuelvo al asunto de los intereses nacionales de Puerto Rico.

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